La mayoría de las líneas aéreas permiten volar hasta la semana 36 en rutas nacionales y hasta la 35 en las internacionales.
La mayoría de las líneas aéreas permiten volar hasta la semana 36 en rutas nacionales y hasta la 35 en las internacionales. No obstante, cada aerolínea puede tener sus propias limitaciones, por eso es conveniente averiguar de antemano el límite autorizado de edad gestacional y llevar una autorización de su obstetra. No es recomendable viajar cuando se anticipe alguna complicación médica u obstétrica (parto pretérmino, amenaza de aborto, preeclampsia, sangramiento genital, anemia drepanocítica, diabetes mal controlada metabólicamente, preeclampsia o cualquier otra patología que pueda exacerbarse con la altitud).
Desde el día antes del vuelo evite la ingestión de refrescos o alimentos que produzcan gas, porque los gases se expanden con la altura. Lleve un antiemético de manera preventiva cuando sospeche que puedan ocurrir náuseas (metoclopramida, Irtopan®, Primperan®, Mepramida®, Pradamin®, tabletas 10 mg), y tome una tres veces al día antes de las comidas.
Se recomienda que utilice medias para várices (en vuelos largos), y haga caminatas frecuentes para movilizar las extremidades periódicamente. Esto es debido a la posibilidad de edema y trombosis de los miembros inferiores. También se aconseja usar ropa poco ajustada y preferiblemente de fibra natural, con el fin de favorecer una menor presión sobre la piel y su mejor ventilación. También mueva regularmente las piernas mientras este sentado.
Dentro del avión, la humedad es más baja de lo normal, oscilando entre un 10% al 20%. Por ello puede haber una sensación de ligera sequedad sobre la piel, las vías respiratorias y la córnea. Para disminuir estas sensaciones, es necesario evitar el alcohol y el café desde el día antes del viaje, porque ambas sustancias tienen un efecto deshidratante. Durante el vuelo es muy recomendable ingerir líquidos en abundancia, e incluso, usar una crema hidratante sobre la piel.
El cinturón de seguridad debe ser colocado en la parte baja del abdomen, entre su parte protuberante y la pelvis, durante todo el vuelo y, no sólo cuando se lo indiquen. La mayoría de los vuelos se realizan entre 32000 y 41000 pies de altura, con una presión en cabina de 6000 a 8000 pies, asociada a baja humedad, lo cual condiciona ciertas adaptaciones de la fisiología materna. En general, puede ocurrir hemoconcentración, aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión sanguínea, con reducción de la capacidad aeróbica. Estos cambios son compensados normalmente en embarazadas sin patología, pero en embarazadas con problemas, especialmente cardiovasculares, puede ocasionar problemas y efectos potencialmente dañinos para el feto.
Los diabéticos deben consultar antes al endocrinólogo, por si necesitan modificar el programa de comidas y ajustar el tratamiento. Debe repartir en diferentes bolsas la medicación y la insulina por si se extravía alguna durante el trayecto. Tenga siempre a mano la dosis recomendada, así como llevar siempre azúcar a la mano.