Una alimentación adecuada es la base para un embarazo sano y es decisiva para el normal desarrollo del bebé.
Una alimentación adecuada es la base para un embarazo sano y es decisiva para el normal desarrollo del bebe. Lo esencial, es mantener una dieta equilibrada y un buen conocimiento sobre la nutrición. Durante el embarazo no necesitas comer por dos, aunque durante esta etapa los requerimientos nutricionales del organismo aumentan, especialmente, durante el segundo y el tercer trimestre. Una dieta equilibrada es aquella con una cantidad adecuada y balanceada de los nutrientes: carbohidratos, lípidos, proteínas, vitaminas, minerales y agua. Elimine de su dieta los alimentos grasosos, fritos o muy condimentados.
Prefiera los alimentos ricos en fibra; consuma verduras y frutas, ingiera más líquidos, en especial entre comidas y no junto a ellas. Sustituya las tres comidas por raciones pequeñas 5 veces al día. Coma pedacitos de galleta de soda o un puñado de cereal seco para reducir las náuseas. El secreto está en lograr un equilibrio entre la cantidad y la variedad de los alimentos. Basta seguir una dieta balanceada en la que estén presentes cereales, frutas, verduras, carnes huevos y lácteos. Adicionalmente, el medico indicara suplementos de vitaminas y minerales. Las comidas deben estar repartidas a lo largo del día: desayuno, almuerzo y cena, con una o dos meriendas e intervalos regulares entre ellas, de no mas de 4 horas. Las necesidades de alimento pueden variar según el peso de la madre, el mes de embarazo y la actividad física. Se estima que una mujer promedio aumenta de 9 a 14 Kg durante todo el embarazo, dependiendo del grado de reservas corporales que tenga al inicio del mismo. Este aumento de peso se inicia marcadamente hacia la mitad del embarazo.
Limitar su consumo. Evite la comida chatarra. Utilice preferentemente los aceites de oliva y girasol.
Coma alrededor de tres veces por semana carnes con poca grasa, bien cocidas. Consuma también alrededor de tres veces por semana o más pescados. Tiene tantas proteínas como la carne, es mas sano, aunque menos energético. La clara de huevo puede usarse a diario, porque es rica en proteínas, no así la yema (el amarillo), que es rica en grasas. La leche y sus derivados como el yogurt pueden consumirse a diario.
Legumbres, pan integral, arroz, pasta, arepas, etc. Come al menos uno de ellos una vez al día. Son la base de una dieta equilibrada. No abuse de los azucares refinados (azúcar blanca, dulces de pastelería, helados, etc. No se recomiendan los edulcorantes artificiales.
Deben consumirse a diario, crudos o cocinados, en dos o tres comidas. Ellos te aportan fibra, vitaminas y minerales. Los verdes son especialmente abundantes en fibra natural.
Consúmalas todos los días, en dos o tres comidas. Son excelentes como postre y meriendas.
Ingiera 8 vasos de agua al día, adicional a la que consuma con los alimentos. En esta cantidad puede incluir a los jugos naturales.
Evítelas durante todo el embarazo. En exceso pueden originar retraso mental o malformaciones en el feto.
No debe comer carnes y pescados crudos, para evitar el riesgo de toxoplasmosis y salmonella. Harinas en exceso. Comer con exceso de sal, especialmente cuando existan problemas de retención de líquidos. Bebidas gaseosas, alcohólicas, té o café, con mucha moderación.
Participa directamente en la fabricación del material genético de las células (el ADN), favoreciendo el proceso de crecimiento del feto y la placenta. Es esencial para la formación de glóbulos rojos en la médula ósea (proceso que está aumentado en el embarazo, requiriendo dosis adicionales de ácido fólico y hierro). El funcionamiento apropiado del sistema nervioso (cerebro, cerebelo y columna vertebral). Específicamente reduce los riesgos de defectos serios en el tubo neural del feto. El más común es la espina bífida o falla en el cierre del tubo neural.
Vegetales de hojas verdes, champiñones, fresas, carnes, pescado, papas, ocumo, ñame, naranjas, nueces, frijoles, guisantes, huevos.
Se asocia a bajo peso del bebe, desprendimiento prematuro de la placenta normoinserta y defectos del tubo neural. En la madre, el déficit conduce a un número menor de glóbulos rojos de mayor volumen (anemia megaloblástica). En general, se recomienda tomar suplementos en las mujeres antes de iniciar la gestación, durante todo el embarazo y durante la lactancia.
Es un elemento indispensable para la formación de las células en la sangre (glóbulos rojos), de la madre y el feto. Cuando el consumo no es el adecuado se puede producir anemia en la madre y la oxigenación del feto puede ser inadecuada, resultando en bajo peso del bebe, placentas de mayor tamaño y otras complicaciones. Durante el embarazo aumenta la producción de glóbulos rojos, por tanto, paralelamente aumentan los requerimientos de hierro y la necesidad de tomar suplementos. Este aumento de las necesidades durante el embarazo puede no cubrirse con el hierro aportado en la dieta, ni con las reservas del organismo. La deficiencia de hierro se asocia a una mayor morbimortalidad materna y fetal, mayor incidencia de partos pretérminos y bajo peso del bebe, entre otras causas. Durante la lactancia, si el aporte de hierro en la leche materna es bajo, la anemia consecuente conlleva a retardo del crecimiento y compromiso del desarrollo neurológico.
Debe ingerir las tabletas 1 hora antes de las comidas. Evitar el consumo de alimentos que puedan causar intolerancia gastrointestinal. Evitar el consumo de las tabletas acompañadas con leche, productos lácteos, te o café, ya que estos inhiben la absorción del hierro. En cambio, los jugos de guayaba, naranja, limón, mango, zanahoria, durazno, fresas, lechosa, etc., favorecen su absorción. Los alimentos ricos en hierro son: carne de res, sardinas, caraotas negras, lentejas, harina de maíz precocida, plátano, cereales fortificados, brócoli, espinacas, calabacín, acelgas, entre otros.
Es un mineral necesario para la formación y desarrollo de los huesos del bebe.