Desafortunadamente no todos los embarazos terminan con el nacimiento de un bebe a término. Del 15 al 20 % de todos los embarazos de mujeres menores de 35 años terminan en abortos.
Desafortunadamente no todos los embarazos terminan con el nacimiento de un bebe a término. Del 15 al 20 % de todos los embarazos de mujeres menores de 35 años terminan en abortos. A medida que aumenta la edad aumenta el riesgo de aborto, siendo en las mujeres de 40 años aproximadamente 50%. El riesgo de pérdida del embarazo es mayor en las pérdidas recurrentes. Como este riesgo es tan alto, lo aconsejable es estudiar a la pareja luego de dos abortos independientemente de la edad de la mujer.
Se considera aborto la interrupción del embarazo antes de las 22 semanas de gestación o antes de que el feto llegue a los 500 g. de peso. En la mayoría de los casos el aborto ocurre dentro de las 12 semanas de embarazo. Estos abortos se denominan precoces en oposición a los que suceden a partir de las 13 semanas que se denominan tardíos. Los abortos muy precoces, en mujeres no controladas, no siempre se detectan, ya que pueden confundirse con un retraso menstrual. En la mayoría de mujeres la ocurrencia de un único aborto no condiciona las posibilidades de gestación posterior. Hasta el 90 % se quedará embarazada de nuevo y no abortará. Sin embargo, en un pequeño pero significativo porcentaje de mujeres, el aborto volverá a suceder. Es lo que denominamos aborto de repetición. Se considera que padecen esta situación, las mujeres que han presentado dos abortos espontáneos seguidos. Las causas son múltiples:
En la especie humana ocurren con frecuencia alteraciones embrionarias de forma aleatoria. La mayoría de abortos espontáneos en el inicio del embarazo se deben a la presencia de alteraciones cromosómicas. Sin embargo, los factores genéticos se dan con menos frecuencia en el aborto de repetición. Sólo en un 5% de los casos observaremos anomalías cromosomas en la pareja progenitora. Las más habituales son: translocaciones balanceadas, inversiones y aneuploidias sexuales. Son más frecuentes en parejas mayores de 35 años, que quizás ya tienen hijos previos, con cariotipo en abortos previos anormales y buen pronóstico sin tratamiento.
Las malformaciones uterinas pueden producir abortos en fases más avanzadas del embarazo o partos inmaduros o pretérminos. Estas malformaciones pueden corresponder a la forma del útero, a la ausencia o atrofia de una mitad, a la duplicidad del mismo o a la presencia de un tabique o septo interno.
La diabetes y el hipotiroidismo pueden ser causa de aborto en mujeres mal controladas y muy descompensadas. El embarazo espontáneo debe mantenerse en sus primeras semanas gracias a la secreción hormonal del ovario. Concretamente es el cuerpo lúteo el que produce la mayoría de las hormonas que necesita el embarazo para desarrollarse. La más importante es la progesterona. Un déficit en la secreción por parte del ovario, puede causar una pérdida precoz del embarazo. Es raro no obstante, si se observan estas patologías en un primer aborto, que no se corrijan en un segundo embarazo y se produzca un aborto de repetición. En mujeres con el síndrome del ovario poliquístico se dan mayores porcentajes de abortos, que se atribuyen a trastornos hormonales relacionados con niveles excesivos de la hormona LH en la primera fase del ciclo menstrual, hiperinsulinismo e hiperandrogenismo.
Muchas infecciones han sido detectadas como potenciales productoras de abortos. Por fortuna, pocas de ellas permanecen el tiempo suficiente como para producir abortos de repetición.
Muchos abortos de repetición que se etiquetan como de causa desconocida, podrían corresponder a causas de tipo inmunológico. En los últimos años se ha constatado la importancia del llamado síndrome antifosfolípido como causante de aborto de repetición. Existen en esta patología unos anticuerpos circulantes en la sangre materna que se relacionan con la muerte embrionaria y con enfermedades en las que el sistema de hemostasia sanguínea está alterado (trombosis, plaquetopenia, etc.). Se calcula que un 10% de los abortos de repetición se deben a esta enfermedad. Este tipo de causas son más frecuentes en mujeres menores de 35 años, con varios abortos espontáneos, cariotipos normales, generalmente sin hijos previos, con el peor pronóstico sin tratamiento. El aborto espontáneo también puede producirse por niveles demasiado elevados de linfocitos citolíticos naturales (o células NK), que pueden evitar la implantación de los embriones e interferir con el desarrollo adecuado de la placenta. Los tratamientos para la infertilidad con IVIg consisten en la administración intravenosa de un medicamento compuesto por anticuerpos humanos derivados de sangre de donante. Estos anticuerpos ayudan a su organismo a mantener un embarazo exitoso, aunque el motivo de su efectividad no está del todo claro. Es posible que ayuden a bloquear a los anticuerpos que hacen que su organismo rechace el embarazo o que ayuden a diseminar a los anticuerpos dañinos que interfieren con el embarazo y producen un aborto. Se ha demostrado que el tratamiento para la infertilidad con IVIg tiene aproximadamente una tasa de éxito del 80 por ciento.
Las causas masculinas de abortos de repetición son alteraciones cromosómicas presentes en los espermatozoides. El estudio se hace mediante análisis de sangre (cariotipo); y de espermatozoides (técnica denominada FISH). En algunos casos puede ser preciso hacer biopsia de testículo. No hay tratamiento aunque sí alternativas: en función de la alteración encontrada, estudio de los embriones obtenidos mediante fertilización in vitro antes de la implantación. Se transfieren al útero solo los embriones que no tienen alteraciones. Si esto no fuera posible se propone el uso del banco de semen.